El síndrome del quemado o del desgaste profesional
Se considera una fase avanzada del estrés profesional y
se produce cuando existe, durante un tiempo determinado, un desequilibrio entre
las expectativas personales respecto al puesto de trabajo y las características
de la realidad laboral. Se produce sobre todo en personas cuyos puestos de
trabajo implican ayudar a asumir responsabilidades sobre otras personas.
Las profesiones que demuestran ser más
proclives a este síndrome son los profesionales de la enseñanza, salud,
servicios sociales, y perfiles directivos, asistentes y seguridad
pública.
Podremos identificar que el síndrome
denota,
- Agotamiento emocional que se traduce en sensación de sobreesfuerzo físico, cansancio, hastío emocional y pérdida de recursos emocionales.
- Despersonalización que genera actitudes de frialdad y distanciamiento no sólo en el medio laboral sino también en las relaciones interpersonales y familiares.
- Nivel de realización personal en el que se experimenta una pérdida de la propia confianza y se genera un autoconcepto negativo y un sentimiento de baja realización personal.
- Fase de entusiasmo: en la que el trabajo se considera un reto, una actividad estimulante
que genera elevadas expectativas tanto en lo que se refiere al ambiente
como en autoexigencia personal.
- Fase de estancamiento: comienzan a percibirse inconvenientes en el trabajo,
surgen dudas y los objetivos no están claros. Las expectativas iniciales
no se cumplen y surge el desencanto. Aparecen los primeros síntomas
fisiológicos de ansiedad (temblores, sudoración, taquicardia, opresión)
- Fase de frustración: En esta fase es posible que se redimensionen las expectativas en el
trabajo o bien que se retome una ilusión real con proyectos laborales
concretos; aunque en muchos casos comienzan a hacerse crónicos
los síntomas fisiológicos del estrés como resultado de un proceso de
desmotivación, a la vez que se produce una marcada disminución de la
productividad.
- Fase de apatía: comienza
a perderse confianza en uno mismo, se produce un distanciamiento de las
personas, no sólo respecto a los compañeros de trabajo, sino también en
las relaciones familiares e interpersonales en general. En esa fase suelen
aparecer las primeras bajas laborales.
- Fase de “sentirse y estar quemado”: Existencia de un gran deterioro personal, con problemas
psicosomáticos, cognitivos y de comportamiento, que afectan a todos los
ámbitos de relación familiar, socio-laboral y personal. En esta
situación la productividad es sumamente baja y, con frecuencia, se
acompaña de una baja laboral.
Las manifestaciones del Burnout
Pueden ser muy amplias y variadas, teniendo en cuenta los síntomas más habituales:
- Fisiológicos: fatiga crónica, desordenes gástricos, tensión muscular, dolores de cabeza y mareos frecuentes.
- Conductuales: dificultad en la toma de decisiones, adicciones (tabaco, alcohol) y trastornos del sueño.
- Emocionales: Irritabilidad, hostilidad, distanciamiento afectivo, ansiedad y depresión.
- Cognitivos: baja capacidad de atención, disminución ce la concentración y juicio.
- Laborales: absentismo, escasa productividad, frecuentes conflictos, desmotivación.
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